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Violación sexual entre convivientes

A pesar de existir un contrato matrimonial y una relación de pareja entre un hombre y una mujer puede existir una violación sexual si al momento del acto sexual la pareja no da el consentimiento para ese acto de intimidad. Uno de los principales mitos en este tipo de violencia es el entender que por el hecho de tener una relación de pareja o una unión legal, el consentimiento para el acto sexual no es necesario o en caso de no considerarlo no debería ser “severamente sancionado”, lo que hace que algunas personas justifiquen e incluso minimicen los graves efectos que genera este tipo de violencia.

Según informe de la ONU Mujeres en por lo menos 155 países se han aprobado leyes sobre la violencia doméstica; Sin embargo, en los países en los que existen leyes de este tipo no significa que las mismas se apliquen de forma efectiva. A pesar de tener la violación sexual entre parejas más agravantes que cuando la violación proviene de un tercero en la mayoría de las legislaciones se castiga o sanciona con la misma pena, la cual oscila entre 10 y 30 años de cárcel por la gravedad de sus efectos, como hemos indicado.

Existen diferentes métodos para ejecutar la violación sexual entre esposos en algunas se utilizan golpes físicos, en otras ocasiones puede ser a través del engaño, amenazas, o la utilización de sustancias que anulen el consentimiento de la víctima y en la mayoría de las ocasiones el uso de la fuerza física, la falta de consentimiento por parte de la víctima implica una obligación y la única forma posible de obtenerlo es con el uso de la violencia, aunque esta no sea siempre con golpes.

Expertos en psicología clínica y terapia de pareja han comprobado las graves consecuencias emocionales que se le provoca a las víctimas de este tipo de violencia sexual, quienes viven un verdadero infierno por encontrarse atrapadas en el terror y sometidas al yugo de la pareja en la cual habían depositado su confianza durante años de intimidad. Conforme a las investigaciones realizadas por expertos de la conducta sobre el tema y comparando a las mujeres violadas por extraños los sobrevivientes de la violación matrimonial reportan un porcentaje aún más alto de ira y depresión.

En República Dominicana contamos con la ley 24-97 sobre violencia de género e intrafamiliar y en el artículo 332 se encuentra tipificada como violación sexual entre convivientes, es aquella que ocurre sin el consentimiento de la pareja y es sancionada con penas de 10 a 15 años de prisión.

Así mismo la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer "Convención de Belém do Pará” de la cual nuestro país es signatario sanciona y prohíbe cualquier tipo de violencia contra la mujer.

El Estado Dominicano está en la obligación de cumplir y proteger derechos humanos y crear políticas públicas efectivas que permitan a través de todas sus instituciones garantizar el respeto a la dignidad de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas, tal como lo dispone el artículo 8 de nuestra Constitución.

En el  artículo 12 de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer "Convención de Belém do Pará"   dispone que “Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente reconocida en uno o más Estados miembros de la Organización, puede presentar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos peticiones que contengan denuncias o quejas de violación del artículo 7 de la presente Convención por un Estado Parte, y la Comisión las considerará de acuerdo con las normas y los requisitos de procedimiento para la presentación y consideración de peticiones estipulados en la Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el Estatuto y el Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.”

Lamentablemente la educación en el tema de protección de los derechos a la mujer a los niñas, niñas y adolescentes sigue siendo un reto, el machismo imperante en nuestra cultura hace que desde sectores de poder se justifiquen actos de violencia tan graves como lo es la violación sexual entre convivientes, el desmonte de la cultura machista tiene que ser un ejercicio constante que necesita la colaboración de todos los sectores de la sociedad.

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Lic. Katherine Matos

Abogada en Derecho de Familia

 

 

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